Ojos: Las serpientes tienen ojos bien desarrollados con una visión aguda. Aunque no pueden enfocar objetos a larga distancia, pueden detectar movimiento y cambios en el ambiente de manera efectiva. Además, algunas serpientes, como las pitones y las boas, tienen órganos termorreceptores ubicados entre la nariz y el ojo como la Foseta Loreal en el caso de los viperidos americanos o las fosetas supralabiales en el caso de Boas y Pitones, lo que les permite detectar la radiación infrarroja emitida por sus presas de sangre caliente. Estos estímulos enviados al cerebro permite a la serpiente tener una visión única siendo un mecanismo altamente desarrollado y adaptados para su estilo de vida como cazadoras sigilosas y depredadoras eficientes. Las serpientes tienen una visión bastante aguda, aunque difiere significativamente de la de los humanos y otros animales. Tienen un enfoque fijo en objetos cercanos, lo que les permite apuntar con precisión a su presa cuando están cazando. Sin embargo, su visión a larga distancia no es tan nítida, y algunas especies incluso pueden ser consideradas casi ciegas a distancias mayores.
Su estructura ocular es bastante particular, sus ojos están protegidos por una escala transparente llamada “escleral”, que cubre la córnea y ayuda a mantener la humedad en el ojo. No tienen párpados móviles, en su lugar, cuentan con una escama llamada “esclerótica” que cubre y protege el globo ocular.
Los ojos se ubican en la parte frontal de su cabeza, lo que les permite tener una visión binocular limitada. Esto significa que tienen una visión estereoscópica, lo que les ayuda a evaluar la distancia de los objetos cercanos y mejorar su precisión al atacar a sus presas.
Sus Pupilas varían dependiendo de la especie de redonda a elípticas vertical incluso horizontal. Muchas bibliografías quieren determinar esto como un carácter para distinguir especies venenosas y hacerlo es un gran error. Incluso en la misma especie de acuerdo a la intensidad de luz que se encuentre en el ambiente su forma puede variar.
Al igual que la piel, las serpientes también mudan las córneas de sus ojos. Durante el proceso de cambio de piel, el viejo revestimiento de la córnea se desprende junto con la piel. Esto garantiza que el ojo esté siempre limpio y en condiciones óptimas para la visión. Durante este proceso se puede encontrar humedad entre la piel nueva y la piel vieja, dejando los ojos de color blanco y dificultando la visión al animal.
