La Foseta loreal y las fosas supralabiales son dos características anatómicas destacadas en las serpientes, que juegan un papel crucial en su habilidad para detectar y localizar presas utilizando el sentido térmico.
La Foseta loreal es un órgano termorreceptor que se encuentra en los viperidos americanos, ubicado entre el ojo y la fosa nasal en ambos lados de la cabeza de la serpiente. Esta pequeña depresión contiene células sensibles al calor que les permiten detectar cambios sutiles en la temperatura del ambiente. Como resultado, poseen una visión térmica altamente especializada, lo que les permite localizar presas de sangre caliente incluso en condiciones de poca visibilidad.
Las fosas supralabiales, por otro lado, son una característica anatómica distintiva que se encuentra principalmente en las Boas y Pitones. Estas fosas son orificios termorreceptores ubicados en la parte superior del labio de la serpiente, a cada lado de la cabeza. Al igual que la Foseta loreal, actúan como órganos sensoriales altamente especializados que les permiten detectar y localizar fuentes de calor mediante la detección de radiación infrarroja.
Cada fosa supralabial consta de una membrana sensible al calor que se comunica directamente con el sistema nervioso de la serpiente. Cuando una serpiente se encuentra cerca de una fuente de calor, las diferencias de temperatura en el ambiente son detectadas por estas membranas y se envían señales al cerebro, proporcionando a la serpiente información crucial sobre su entorno y la ubicación de sus presas.
Es importante destacar que tanto la Foseta loreal como las fosas supralabiales son adaptaciones evolutivas asombrosas en las serpientes, que les permiten cazar y sobrevivir eficientemente en una variedad de hábitats. La habilidad termorreceptora es esencial para su supervivencia, ya que les permite detectar a sus presas, incluso en la oscuridad y bajo condiciones desafiantes.