Órganos Auditivos Internos

Aunque las serpientes no tienen oídos externos ni tímpanos, poseen órganos auditivos internos que les permiten detectar vibraciones y sonidos de baja frecuencia. A diferencia de los mamíferos, las serpientes utilizan un método diferente para percibir estímulos vibracionales.

En lugar de tímpanos, las serpientes tienen un pequeño hueso largo y delgado llamado columela. Esta estructura está unida mediante ligamentos y tejidos cartilaginosos a la parte posterior de la mandíbula superior y se articula con la mandíbula inferior. Cada serpiente tiene una columela a cada lado del cráneo, y cumplen una función similar a los estribos, los huesos del oído medio de los mamíferos.

A través de las columellas, las serpientes detectan vibraciones tanto aéreas como terrestres o acuáticas. Estos huesos están completamente envueltos en tejidos, permitiendo que las vibraciones se transmitan desde el exterior hasta el líquido del oído interno. Aunque su rango auditivo es más limitado que el de los humanos, las serpientes pueden sentir vibraciones en un rango de frecuencias entre 50 y 1,000 Hz. En comparación, los humanos pueden detectar vibraciones aéreas desde 20 hasta 20,000 Hz.

Aunque su audición aérea es limitada, algunas especies de serpientes pueden recibir estímulos vibratorios desde cualquier parte de su cuerpo, ya que las vibraciones se transmiten a través de los tejidos hasta las columellas. Esto les permite detectar vibraciones del suelo y, en menor medida, ondas sonoras transmitidas a través del aire. Esta habilidad les ayuda a percibir la presencia de animales cercanos o posibles depredadores.

En conjunto, estos órganos sensoriales hacen que las serpientes sean depredadores altamente adaptados a su entorno. Su capacidad para detectar olores, sabores, calor, movimiento y vibraciones les permite cazar con precisión y sobrevivir en una amplia variedad de hábitats.