Piel y Escamas

La piel juega un papel crucial en la supervivencia y adaptación al entorno de las serpientes. Está compuesta por varias capas, incluyendo la epidermis (capa externa), la dermis (capa media) y la hipodermis (capa interna). La epidermis es la capa más externa y está formada por células escamosas que protegen el cuerpo de la serpiente de daños físicos y pérdida de humedad. Las escamas son una característica distintiva de las serpientes y vienen en diferentes formas y tamaños según la especie. En la cabeza encontramos diferenciadas como placas y es un carácter que muy tenido en cuenta en la taxonomía. En su parte ventral tenemos placas transversales que llegan hasta una placa dividida llamada Cloaca y luego se encuentran divididas en dos con el nombre de placas caudales.

Muda o exuvia: Las serpientes son conocidas por su capacidad de mudar o cambiar su piel periódicamente. Este proceso se conoce como exuvia y es esencial para el crecimiento y desarrollo adecuado de la serpiente. Durante la muda, la serpiente desprende su antigua piel, revelando una nueva capa debajo. La frecuencia de muda puede variar según la cantidad de ingestas que ha realizado cada animal, pero generalmente ocurre varias veces al año en las serpientes jóvenes y menos frecuentemente en las adultas. Cuando una serpiente cambia la piel lo hace para aumentar su tamaño.

La muda es necesaria debido a que las escamas no pueden crecer a medida que la serpiente se desarrolla. A medida que crece, la piel existente se vuelve rígida y limita el crecimiento. La muda proporciona una nueva piel más flexible y elástica que permite que la serpiente continúe creciendo sin restricciones.

Durante la muda, la piel de la serpiente se vuelve opaca y sus ojos se vuelven azulados o nublados debido a la acumulación de líquido entre la capa externa de la piel y la nueva en crecimiento. Una vez que está lista para mudar, la serpiente se frota contra objetos ásperos para aflojar la piel antigua y finalmente se deshace de ella por completo al salir de la misma. Después de la muda, la piel recién formada se muestra brillante y más colorida.

La piel de las serpientes desempeña varias funciones importantes. Además de proteger su cuerpo, actúa como una barrera contra infecciones y parásitos. También ayuda a regular la temperatura corporal de la serpiente y actúa como un órgano sensorial para detectar cambios en el ambiente, como la temperatura y la humedad. Además, algunas especies de serpientes tienen patrones y colores específicos en su piel que les permiten camuflarse en su entorno y evitar a los depredadores o emboscar a sus presas.

En conclusión, la piel de las serpientes es una característica vital y versátil que les permite sobrevivir y prosperar en diversos entornos. Su capacidad para mudar y adaptarse es fundamental para su crecimiento y desarrollo adecuado, y su piel actúa como un órgano sensorial esencial para interactuar con el mundo que las rodea.